Hoy en día se escriben, se editan y publican más libros que nunca. Sin embargo, sigue siendo difícil infundir en las nuevas generaciones la práctica de la lectura como fuente de aprendizaje y acceso a la cultura. Las causas hay que buscarlas en las múltiples alternativas lúdicas destinadas a los jóvenes que han surgido en nuestra sociedad de un tiempo a esta parte, la mayor parte de las cuales están asociadas a la expansión de la cultura audiovisual: proliferación de nuevos canales de televisión y, en consecuencia, de contenidos para todos los públicos; acceso masivo al cine infantil y juvenil a raíz de la consolidación del DVD; desarrollo de las consolas de videojuegos; difusión de los juegos en Red a través de Internet; creación de aplicaciones interactivas para los teléfonos móviles, etc.
Los profundos cambios que ha experimentado el núcleo familiar en el siglo XXI, motivados por la incorporación masiva de la mujer al mundo laboral y la consecuente disminución del tiempo que dedican los padres a la educación de sus hijos fuera del ámbito escolar ha contribuido también a la difícil situación en que se encuentra el gusto infantil y juvenil por la lectura. El reto paterno de estimular la curiosidad por los libros es más complicado en una sociedad en la que la televisión (cada vez más presente en los dormitorios de nuestros hijos) marca la pautas de conducta de unos menores que están más acostumbrados a leer sobre la pantalla que sobre el soporte tradicional del papel.
Las estadísticas corroboran el difícil momento en el que se encuentra el hábito de la lectura, sobretodo en nuestro país en donde según datos de la UNESCO, únicamente el 2% de la población tiene el hábito de la lectura; entre los menores: en 2005, sólo el 21'8% de los niños de entre 6 y 11 años afirma leer todos o casi todos los días fuera de las obligaciones escolares. Si bien estas cifras son cuanto menos preocupantes, es en el sector de la población juvenil, de 12 a 17 años, donde el interés por la lectura se ve más amenazado alcanzando casi el 10%.
Es por ello que este blog se hace con la finalidad de fomentar la lectura con el objetivo de recuperar terreno en el difícil momento en el que se encuentra el hábito de la lectura.Intentamos informar y apoyar tanto a educadores como a padres de familia para que juntos fomentar la lectura entre nuestros niños y jóvenes.
Los profundos cambios que ha experimentado el núcleo familiar en el siglo XXI, motivados por la incorporación masiva de la mujer al mundo laboral y la consecuente disminución del tiempo que dedican los padres a la educación de sus hijos fuera del ámbito escolar ha contribuido también a la difícil situación en que se encuentra el gusto infantil y juvenil por la lectura. El reto paterno de estimular la curiosidad por los libros es más complicado en una sociedad en la que la televisión (cada vez más presente en los dormitorios de nuestros hijos) marca la pautas de conducta de unos menores que están más acostumbrados a leer sobre la pantalla que sobre el soporte tradicional del papel.
Las estadísticas corroboran el difícil momento en el que se encuentra el hábito de la lectura, sobretodo en nuestro país en donde según datos de la UNESCO, únicamente el 2% de la población tiene el hábito de la lectura; entre los menores: en 2005, sólo el 21'8% de los niños de entre 6 y 11 años afirma leer todos o casi todos los días fuera de las obligaciones escolares. Si bien estas cifras son cuanto menos preocupantes, es en el sector de la población juvenil, de 12 a 17 años, donde el interés por la lectura se ve más amenazado alcanzando casi el 10%.
Es por ello que este blog se hace con la finalidad de fomentar la lectura con el objetivo de recuperar terreno en el difícil momento en el que se encuentra el hábito de la lectura.Intentamos informar y apoyar tanto a educadores como a padres de familia para que juntos fomentar la lectura entre nuestros niños y jóvenes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario